El Marsella sigue abierto en la esquina de la calle Sant Pau con Sant Ramón. Con sus dos siglos de historia, sus absentas, sus guiris, sus telarañas y sus carteles de prohibiciones. Cuando uno da la espalda a la filmoteca y entra ahí es como si entrara en un túnel del tiempo. Este túnel, con su fuerza de imán, nos atrapó ayer y no tuvimos más opción que sentarnos un rato a observar el vaivén de la gente y tomar una última copa. ¿O quízas no será la última?
Bar Marsella in New York Times
Bar Marsella en El País